La mudanza no es tan lejos
Texto de Ricardo Banegas, maestro de la Escuela 188

La Escuela Primaria Nº 188 «Ob. Bazán y Bustos» tiene desde esta semana, edificio nuevo. La inauguración, de la cual participamos como seccional, fue el miércoles 19 de marzo a las 9.30 con la participación de las familias y diversas instituciones del barrio La Floresta. Pero la mudanza comenzó el fin de semana anterior, maestras y maestros se pusieron al hombro el traslado de bancos, sillas y demás elementos. Plasmada en palabras de uno de sus docentes, y delegado, esta experiencia:
«Los estudiantes más grandes que hoy vienen a la escuela no nacían cuando el sueño de un edificio adecuado para ellos empezaba a soñarse.
Hoy ya comenzó el principio de una nueva etapa. Tenemos un hermoso edificio nuevo, pero la naturaleza de la escuela seguirá siendo la misma, donde cada gurisito/a es importante para nosotros y lo tratamos por su nombre, con nuestras identidades.
Al igual que en la escuelita vieja, acá compartiremos todo lo que tenemos y también recibiremos las más hermosas e insólitas sorpresas de parte de nuestros gurises.
No es para cualquiera la 188, todos lo re sabemos. Pues hay que entrar con el corazón abierto y trabajar desde y con él, a veces con fríos que nos empapan bien hondo o con el hambre que nos toca de cerca y nos refresca la memoria de las vulneraciones que las seños y profes salimos a auxiliar, con lo que tenemos a mano, y que muchas veces recurrimos a la solidaridad de un familiar o un amigo que está con nosotros y al fin con nuestros gurises.
No somos adivinos, pero la 188 te enseña a desenredar las miradas que encierran cosas que tal vez pasarían sin el mínimo consuelo.
Este edificio nuevo será para todos un mejor lugar, donde con dignidad afrontaremos mejor los desafíos que tenemos todos los días en “La Floresta”.
Estamos acá en la 188 para quedarnos, junto a todos los que creemos en los gurises de San Martin, Humito, Villa Huesito, Mosconi y El Volca.
Encaramos todos los días el acto de enseñar como ese profundo acto de amor, de entrega hacia el otro y desde la praxis, como nos aconsejara Paulo Freire.
Desde este lugar, con nuestro trabajo sabemos que es posible otro mundo, y que podemos enseñar a ver otras oportunidades, que tal vez serán desde la pobreza, pues con ella convivimos y al mismo tiempo le damos batalla junto a nuestra comunidad.
Y por más que en la 188 tenemos el corazón abierto para brindarnos enteros, nunca daremos lugar a ser invadidos por las miserias que quieran imponernos.
Así más o menos es la escuela de La Floresta. No es para cualquiera, en ella hay que tener el corazón abierto y la mirada perspicaz para ver todo lo que nos rodea y de lo que somos capaces como escuela. No para unos, sino para todos.»
