Con salarios de hambre la lucha continúa
Aportes para el debate y el fortalecimiento de la lucha sindical docente
Hoy se firmó el acuerdo paritario con la aceptación de la una propuesta salarial que declaramos insuficiente y distorsiva. Y que además consideramos extorsiva. Esta aceptación se resolvió en el último congreso de AGMER realizado en Paraná, y se sustenta en la decisión mayoritaria de la docencia entrerriana, que en cada asamblea de cada departamento de la provincia expresó su mandato. También fue aceptada y declarada insuficiente por los demás gremios docentes.
Como colectivo de trabajadores y trabajadoras de la educación, esta situación nos genera sensaciones contradictorias y posturas encontradas. De todo ello debemos hacernos cargo y proyectar la lucha para los tiempos que se vienen, poniendo la responsabilidad en el gobierno provincial que es quien paga nuestro salario y quien debe ofrecernos los aumentos que corresponden, sin especulaciones ni amenazas.
Con toda la bronca y la impotencia que nos genera que muchos compañeros y compañeras sigan más cerca de la indigencia que de un sueldo digno, compartimos las siguientes reflexiones como Seccional Paraná, esperando aportar al debate y el fortalecimiento de la lucha sindical docente.
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En el intercambio diario con nuestros delegados, delegadas y compañeros docentes en las escuelas fuimos recopilando sus palabras y sentires: la decepción porque no se rechazó una propuesta salarial que era poco menos que una burla; el alivio porque se aceptó y vamos tener ese poquito más que tanto necesitamos; la indiferencia de otros tantos porque “total siempre cobramos poco y me la rebusco como puedo”. AGMER representa a todas esas voces. Aun cuando ellas mismas consideren que no. Aun cuando se hayan desafiliado o cuando nunca se hayan afiliado.
En nuestro propio departamento, contra todo pronóstico y tradición y por poca diferencia de votos, también hubo aceptación de la propuesta. Y la declaramos insuficiente y también extorsiva, porque otra palabra no les cabe a las expresiones oficiales conocidas en la prensa: “si no la aceptan, no se paga”. A lo que podríamos preguntar: si no se paga, ¿a dónde va el dinero que están destinando a la propuesta salarial docente?
Ese ínfimo 2% con que modificaron la propuesta anterior, la mayoría consideró que hace falta para poder aguantar un poco más e intentar llegar a fin de mes. Pero sigue siendo insuficiente. Y sigue colocando a los salarios iniciales de nuestros maestros y maestras muy cerca de la línea, ya no de la pobreza, sino de la indigencia. Por eso, más que una aceptación, lo sentimos como un tomar a cuenta y seguir peleando por todo lo que nos falta.
Desde un respeto profundo por los mecanismos democráticos que tiene nuestro sindicato para tomar estas decisiones cruciales. Valorando las paritarias como espacio propicio para el diálogo en pos de más conquistas (Sí, de más conquistas, porque, aunque nos quieran hacer creer que el gremio no hace nada, cada derecho concursal y de licencias, cada recomposición salarial, es fruto de un proceso que no se hubiera dado sin la presencia del sindicato). Desde este lugar, sostenemos con convicción que la lucha continúa y se deberá fortalecer si las políticas siguen siendo de ajuste y extorsión.
Nos quieren empobrecidos y fragmentados. A la pobreza llegamos por las decisiones políticas de los gobiernos de turno. En la fragmentación caemos cuando nos dejamos embaucar por el individualismo y la meritocracia.
Esta paritaria transitada no nos resuelve el problema económico que como sector venimos afrontando. Pero nos fortalece como colectivo docente para seguir enfrentando esta crisis que es económica, social y cultural. En un contexto donde prima la violencia del sálvese quien pueda y donde los discursos antidemocráticos abundan cada vez más, buscar soluciones para el conjunto y fortalecer los espacios de debate franco y búsqueda de consensos son el verdadero logro del proceso recorrido.
Quienes habitamos las escuelas a diario sabemos que la solidaridad es el camino, que nuestra lucha salarial va de la mano de la pelea por partidas dignas para comedores escolares, insumos, infraestructura y de escuelas abiertas a la comunidad. Porque nuestros/as estudiantes son la razón de ser de nuestro trabajo. Y también va de la mano de la defensa de nuestra soberanía y derechos que proyectos legislativos como el de la Ley Bases amenazan directamente.
Ante un gobierno nacional que nos ataca constantemente desde lo material y lo discursivo como clase trabajadora, y un gobierno provincial que desconoce nuestra realidad y desatiende nuestras demandas reales, nos necesitamos fortalecidos, desde el conocimiento –que es nuestra herramienta de trabajo—y desde la unidad como trabajadores. Sin arrogarnos las respuestas únicas y verdaderas.
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El ejercicio democrático, ese que intentamos construir y enseñar día a día en nuestras aulas con nuestros gurises, es el que necesitamos fortalecer en nuestras comunidades docentes. Para comprender al que piensa distinto. Para no juzgar de vendido/a al que aceptó porque no da más, para no embroncarse con el/la que rechaza siempre, porque anhela una mejora que contemple de una vez todas sus expectativas.
Ese gremio con el que muchos y muchas se enojan representa a todas esas diversidades y más, y trabaja, y construye, y discute teniendo en cuenta todas esas miradas, con un horizonte claro, que es la defensa de la escuela pública y los derechos docentes.