¿De quiénes son los edificios escolares?

Ante el anuncio de un posible traslado de la DDEP a la Escuela Hogar defendemos los espacios pedagógicos y la seguridad de los estudiantes.

¿De quiénes son los edificios escolares?

Ante el anuncio de un posible traslado de la Dirección Departamental de Escuelas al Complejo Escuela Hogar «Eva Perón» acompañamos a docentes, familias y personal de las instituciones que integran este complejo educativo en el abrazo simbólico que realizaron este jueves 12 de diciembre. Acción que habilita la pregunta ¿de quiénes son los edificios escolares?

El edificio del Complejo Escuela Hogar «Eva Perón» tiene una historia de 72 años y cobija en sus 12 hectáreas a 7 instituciones educativas: La Unidad Educativa de Nivel Inicial Nº 8, La Escuela Primaria de Tiempo Complejo Nº 1 «C. B. Pérez Colman», la Escuela Secundaria Nº 44 «Enrique Berduc», la Escuela de Educación Integral Nº 5, el Centro de Educación Física Nº 1, la Escuela Primaria de Jóvenes y Adultos Nº 157 «A. Gerchunoff» y el Jardín Lúdico Expresivo «Betito». Además del Hospital Pascual Palma para adultos mayores.

El anuncio de un posible traslado de la Dirección Departamental de Escuelas a este Complejo, generó una gran preocupación en las comunidades educativas, no solo por los espacios físicos, sino fundamentalmente por la seguridad de los y las estudiantes y por la ausencia de diálogo de parte de las autoridades del CGE y la DDEP.

Desde nuestra Seccional, acompañamos el abrazo simbólico realizado este jueves y aportamos algunos puntos a un debate que es más complejo que lo que, a simple vista, puede parecer un simple traslado de oficinas de un lugar a otro.

Habitar un edificio es mucho más que ocupar un espacio

Se trata de un edificio público del cual las autoridades del CGE pueden disponer, adecuar, utilizar en tanto administradores de turno del patrimonio educativo y cultural, en función de una necesidad que dicha gestión considera importante. Siempre y cuando no se afecten las actividades que el Complejo realiza diariamente, las necesidades educativas de los estudiantes y las condiciones laborales de los trabajadores docentes y no docentes.

Es lógico en términos pedagógicos y esperable de quienes ocupan roles de dirigencia política, que escuchen a los docentes y directivos que trabajan a diario con los estudiantes, que conocen las dinámicas de circulación de los grupos de estudiantes para poder definir en conjunto qué lugares y espacios de tan amplio edificio podrían ocupar para la Departamental de Escuelas, sin perjudicar las clases y demás actividades educativas y recreativas.

Se debe tener en cuenta el estado edilicio de los distintos sectores, algunos de los cuales han sido refaccionados en su totalidad y otros aguardan arreglos urgentes que no se concretan. Se debe tener en cuenta la ubicación estratégica de la biblioteca y la importancia de la misma para el desarrollo de las clases.

Tampoco podemos dejar afuera del debate el hecho de que al trasladar una institución de la magnitud de la Dirección Departamental de Escuelas, el flujo de circulación de personas aumentará considerablemente. Con el riesgo para niños y niñas de tener que estar en contacto con adultos desconocidos. Qué pasaría si algún niño es vulnerado por algún adulto extraño que entra a departamental.

De afrenta en afrenta

Durante la pandemia, el servicio de transporte escolar se cortó y nunca fue restablecido, lo que provocó una importante pérdida de matrícula de niños y niñas que venían a esta escuela desde distintos puntos de la ciudad. Aquí podían acceder al comedor, piletas, atención primaria de la salud. Todo esto fue vulnerado cuando se le quitó el transporte.

Las comunidades educativas de la Escuela Hogar, vuelven a sufrir una afrenta tanto o más grave que aquella, al no ser escuchadas por las autoridades correspondientes. Es necesario que desde el CGE y la DDEP se acerquen a conversar, que no impongan decisiones unilaterales y que tengan en cuenta las cuestiones pedagógicas que hacen a la vida cotidiana de cada una de las instituciones.

Porque, en definitiva, los edificios escolares, aunque tengan un título de propiedad, pertenecen a las comunidades que los habitan, los sostienen y los llenan de vida.