El malestar en las escuelas no encuentra cauce.
Desde que el viernes 24 de julio la jueza de feria Cecilia Bértora acogiera favorablemente una cautelar presentada por el defensor general del Poder Judicial, Maximiliano Benítez, que pidió ordenar la suspensión de una huelga docente de 48 horas, el clima de malestar se ha ido extendiendo.
No hubo paros, pero sí movilizaciones, y asambleas de entre dos y cuatro horas que, en la práctica, se han transformado en paros de actividades. El Consejo General de Educación (CGE) buscó poner límite a las asambleas, y pidió a la Justicia una sanción para la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) por incumplimiento de sentencia.

Pero el asunto no parece prosperar en la Justicia. Incluso, la apelación que planteó Agmer ante la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) sobre el fallo del juez Pablo Barbirotto, que dictaminó que el derecho a la educación está por encima del derecho de huelga, podría caer en abstracto.
Cuando el STJ tenga que resolver el asunto, el fallo ya no tendrá efecto por cuanto fue dictado por un tiempo limitado.
Cuando acabe el acuerdo conciliatorio de abril pasado, a mitad de este mes, los maestros volverán a quedar con las manos libres para volver al paro.
El congreso de Agmer de este jueves, en Federal, resultará clave.
Nunca la Justicia pudo ordenar un conflicto gremial.
Menos ahora.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora. (Ver en Sitio)