La naturaleza nos enseña a través de sus ciclos
22 de junio: Año Nuevo Charrúa. El regreso del sol.
Compartimos la reflexión de la compañera docente Ukaivbera Gladys Do Nascimento y Romina Arapeiz, ambas originarias charrúas, con motivo del nuevo año o ciclo lunar que los pueblos originarios celebran en toda Abya Yala entre el 20 y el 24 de junio. Una oportunidad para abordar en las aulas el eje de la diversidad cultural y vincular distintos saberes, tan urgentes en estos tiempos en que necesitamos una fuerte reconexión con la naturaleza.
JALANA INAMBIMAR…NA DIOIT JALANA
En nuestro calendario charrúa el 22 de Junio celebramos el año nuevo, un nuevo ciclo de comienzos y finales. Y es así de norte a sur en este gran continente del Abya Yala, mal llamado América, desde el 20 al 24 de junio en las diferentes regiones según lo vaya marcando la posición del sol. Y desde hace miles de años, hasta la llegada de los europeos donde se nos obligó a dejar estas celebraciones, pero persistieron enmascaradas de festividades cristianas de santos varios. Recobrando su magnitud en estos tiempos.
¿Qué tiene de especial este día?
La noche del 21 de junio es la noche más larga luego de un ciclo, donde el sol se retira a dormir para dar lugar al amanecer del día 22 de junio. Al NUEVO SOL.
A partir de allí la tierra y todo ser viviente entra en una etapa de retiro o descanso, de introspección, de silencio para volver renovado, LLENO DE FERTILIDAD en otro ciclo. Es el tiempo de guardarnos, momento de observar que queremos sembrar a nuestro alrededor, para nuestra vida fuera y dentro, momento de transitar el frio y la oscuridad para luego valorar la luz y explotar de VIDA COLORIDA en la primavera. Porque para nuestros pueblos originarios, nuestros ciclos son los mismos que los de la naturaleza y por ellos nos regimos.
¿En qué consiste la celebración?
Las celebraciones se realizan como la festividad se lo merece, ya que es el origen de un nuevo tiempo, entorno al abuelo fuego que hace sentir como en cada celebración, con música, historias y reunidos con nuestros inchala (hermanos) para que las energías nos permitan el transcurso al nuevo ciclo. Existen diferentes momentos durante la ceremonia, y en cada uno de ellos está la intensidad de nuestra ancestralidad en la transmisión oral de saberes que se transmiten solamente en este día.
Se cuentan las historias familiares, se pasan y autorizan nuevos roles y saberes a integrantes de las comunidades, fortaleciendo así nuestras identidades étnicas, dialogamos con nuestros antepasados presentes y los que ya regresaron, hacemos ofrendas de medicinas, alimentos, semillas y también hay momentos para las rogativas, canciones y danzas. Y para degustar nuestros alimentos y bebidas especialmente para la ocasión.
¿Cuál es su sentido profundo?
Estas celebraciones son muy importantes para nuestro calendario, por más que para gran parte de la sociedad pase desapercibido, la mañana del año nuevo que los astros nos demarcaron, los hermanos indígenas se levantaran con las energías de caminar un nuevo ciclo solar, y lunar. Y toda la naturaleza lo sabe, es un secreto que juntos compartimos. Para muchos otros solo será un día más de frio, una mañana ordinaria.
Es la misma realidad, pero la vivimos distinta y nosotros la compartimos como dice nuestra cultura con el resto de los seres vivos en la Onkaiujmar (madre tierra), para jamás olvidar como es realmente en nosotros un nuevo ciclo. (…)
¡¡¡Jalanaanaxiguat, jalanauama, jalanainchala, jalanachonik. Jalana cjuimen charrua dik cjuimen inchala!!!
(Ukaivbera G. Do Nascimento y Romina Arapeiz/fragmento del texto publicado en 2019 en ocasión de esta celebración)